martes, 14 de junio de 2011

Un litro de lágrimas

Todos los seres nacen por la gracia de dios para los creyentes o por la semilla de la felicidad para otros y todos creemos que los niños son el futuro de la civilización humana. Queremos que nuestros hijos nazcan sanos y que estén sanos y por ellos hacemos y sacrificamos lo que haga falta. Por ellos intentamos que el mundo cambie y que se hagan cosas que los conviertan en mejores personas.


    

Las enfermedades son como un jarro de agua con hielos para los padres. Ellos harían lo que fuera porque sus hijos se curaran de las enfermedades que sufran. Aunque no todos los padres relamente están dispuesto a ello por muy paradójico que sea. Hay padres que actúan como padres y hay padres que lo fueron sin quererlo y no actúan como padres.
 Confucio ya dijo en sus momentos que los padres deberían de actuar como padres y que los hijos deberían de actuar como hijos. El hijo debe de actuar conforme su nombre es y esta película japonesa no está desencaminada a esta concepción filosófica. La hija sufre una enfermedad que no tiene cura, la madre hace todo lo que está en sus manos por ella y la doctora busca todo lo relacionado con esa enfermedad.


La hija actúa como debe actuar una hija, superándose, intentando ser feliz y queriendo a su madre. En el cine hay más películas sobre enfermedad en los hijos. El aceite de Lorenzo o el Aceite de la vida es una de esas películas americanas que representa bien la angustia del padre que intenta luchar aunque tenga un muro de hormigón enfrente. 


La única diferencia es que las sensaciones son diferentes. Mientras que en el aceite de Lorenzo dramatiza mucho la lucha y angustia de los padres del niño, en un litro de lágrimas representa la felicidad por encima de cualquier obstáculo en la vida. Superar a la vida por mucha angustia o sufrimientos en la vida. 


Parece que esta película también muestra la idea del sufrimiento de la vida pero de un modo extraño. Según el budismo tenemos que desprendernos del apego y del sufrimiento. Aunque la madre y la hija están juntas y sufren en momentos muy puntuales, la idea es clara, la felicidad va por encima del sufrimiento. Esta película japonesa ha podido demostrar que los sentimientos pueden ser muy diversos.

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