jueves, 16 de junio de 2011

El camino a casa

Es una película que si lo miras a simple vista piensas que es una historia típica de amor con un final cerrado (feliz o triste) pero es más que una historia de amor porque nosotros la miramos con una perspectiva occidental. El amor se puede representar de muchísimas maneras ya que las distintas culturas y las distintas personas miran los sentimientos desde distintas perspectivas.

La naturalidad y espontaneidad es una manifestación pura porque destapa unos brotes sentimentales que se aparta del convencionalismo de las sociedades. El amor no tiene por qué darse por un proceso, tampoco es un flechazo a una simple vista. Es un compendio entre ambas cosas puesto que no se vive de un amor de vista ni de un amor que convence sino que se vive como un impulso principal en un tiempo sucinto y con poco tiempo se conoce a la persona.

En esa línea se basa esta historia filmada en un contexto histórico y en una mentalidad y cultura diferente a la que vivimos los occidentales. Detalla con bastante precisión cual es la mentalidad de los personajes de los pueblos chinos y lo contrasta con la llegada de dos personajes totalmente distintos que son el que nace en el pueblo y emigra a la ciudad y el contrario.

Ambos personajes son padre e hijo pero con diferentes perspectivas de la vida. Se plasman muy bien las costumbres de una etnia rural como es la china y sus comportamientos ante personas cercanas y lejanas. Se expresa con total sensibilidad e intimismo ese amor que roza el utopía pero que tiene sus etapa en el ciclo y se va modificando su autenticidad.

Es una película digna de ver y que impacta en nuestros pensamiento sobre un tema central y sobre subtemas que andan a su alrededor. 

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