Difusión del té dentro de
China y en el exterior
Dentro del país hay que destacar dos zonas muy importantes puesto que de ello dependerá su popularización y su producción que son la zona sur y la zona norte. La orografía del norte y su clima no son muy
indicados para cultivarlo y por tanto su obtención era
difícil y costosa. Por tanto era lógico que sólo la nobleza y
aristocracia pudiera tomar esta bebida en la zona
norte para realizar celebraciones.
Para saberse cómo se expandió el té por el vasto territorio Chino los expertos se fijan en
los estudios del historiador Gu Yanwu
de la dinastía Quing que investigó sobre su difusión e indicó una
dicotomía: por
un lado desde la capital Xianyang hasta Shaanxi, Hennan y otras
provincias norteñas y por otro lado desde el río Changjiang a las
regiones del curso medio e inferior de éste.
El sur era más propicio para que el té se popularizase y ya en época de la dinastía Jin (265-420 d.c.) surgieron algunos
vendedores ambulantes que marcaron el inicio de la colectivización de esta bebida y por tanto la gente corriente podía beberlo.
Estos vendedores fueron unos grandes propagantes para su difusión pero el budismo
se
cautivó con sus propiedades y dieron un gran paso gracias a que
ellos lo tomaban para sus largas meditaciones y contemplación porque
ayudaba a animarse y no quedarse dormido. El emperador WuDi de Liang (502-547 d.c.) respaldó un régimen en el que los budistas se abstuvieran en el hábito de beber
este líquido pero duró los años que él estuvo en el mando.
En las dinastía del norte la dominación y posesión del té pertenecían a tribus de nómadas
que
no tenían costumbre de tomarlo aunque entre la gente se tomaba. La
verdadera difusión se produjo durante la dinastía Sui y Tang. Durante
esta época se produjo un hecho muy importante, que fue
el precursor de las teterías de hoy día, vendedores que ofrecían té a cambio de unas monedas. En sus tiendas vendían y elaboraban la bebida para darle aún más
importancia.
Una princesa de esta dinastía de nombre Wen Cheng llevó el té a Tubo (el
Tíbet) y fue muy bien acogido por los monjes tibetanos. Algunos pueblos nómadas como los Huuhe, Tujue
Qidan u otros tomaban esta planta porque favorece a la digestión y eliminación de grasas. Estas tribus se alimentaban generalmente de carne y el té
sustituía a la ingestión de verduras.
En esta misma dinastía hubo un personaje muy influyente en el desarrollo del arte y la preparación del té que se
llamaba Lu Yu. Él era un budista que se escapó de su templo para caminar por las diferentes tierras y desarrolló “el libro del
té”, en el cual describió la forma de elaborar, obtener, cultivar y preparar un buen té.
Esta expansión
de esta preciada planta se diseminó dentro del territorio Chino pero no
se
quedó en un simple producto de importación puesto que las diferentes
dinastías aprovecharon para apropiarse con una gran suma de dinero que
provenía de tierras extranjeras. Gracias a
la ruta de la seda los comerciantes vendían productos artesanos, pinturas, sedas o té pero este camino no fue el único
puesto que por mar se podía transportar barcos con mercancías a islas u otras tierras costeras.
Durante las dinastías Sui y Tang se empezó a exportar por tres líneas:
Hacia el este por el mar a Japón y
Corea; hacia el oeste por la tierra a Arabia y Persia (Irán) y hacia
el sur por el mar a Tailandia, Birmania, Malasia, Sri Lanka e India.
Estos rasgos son esenciales puesto que la cultura de la ceremonia del
té no fuese sido posible si la exportación no
hubiese ocurrido. En Japón las semillas del té se llevaron en el año 805
d.c. y al siguiente año todos sus instrumentos y las
técnicas para prepararlo. En cambio en Corea entraron las semillas
un poco más tarde, en el año 828.
Tendrían que pasar siete siglos más para que los europeos exportaran el producto desde el mar o por
tierra. Se dice que los primero europeos que
comercializaron con el té fueron marineros portugueses que tenían
colonias en Macao en 1517. En el año 1595 los holandeses compraron té a
los
Chinos, en 1634 en Inglaterra y en el S.XVI ya se difundió por toda
Europa. Por último quedaba América puesto que los europeos que tenían
colonias vieron un foco económico muy importante y lo
exportaron en el siglo XVIII.
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